La cirugía oral no duele. La mayor cantidad de procedimientos que se llevan a cabo en este apartado (exodoncia de cordales incluidos, fenetración de caninos, extirpación de quistes moderados…) se realizan con anestesia local. La anestesia es la ausencia de dolor. Si no duele la zona dormida se pueden aplicar todos los recursos que estén previstos sin un ápice de sufrimiento para el paciente. Otra cosa es que el estado anímico, el miedo a lo desconocido y las historias que le hayan podido relatar los demás en función de sus experiencias, provoquen una desazón, ansiedad y estrés que dificulten la racionalización de la situación. Para ello existen fármacos de apoyo que, supervisados por su especialista, van a minimizar ese estado y le van a ayudar a pasar esta experiencia con el mínimo trauma posible, hasta ser un recuerdo perdido en las noches de los tiempos. Está confirmado que el estado de excitación producido por la ansiedad y el miedo a lo desconocido, basados fundamentalmente en la leyenda negra arrastrada desde siglos, no hacen sino dificultar el procedimiento ya que, por un lado el paciente metaboliza mucho más rápido la medicación, siendo preciso incrementar la cantidad necesaria de anestésicos, y por otro, el aumento de tiempo para llevar a cabo la intervención provoca más disconfort postoperatorio y una mayor posibilidad de complicaciones.
Repito, este procedimiento no tiene que ser doloroso. No es cuestión de «aguantar» ni de sufrir, ni de resignarse… Las modernas técnicas de anestesia local con o sin sedación, permiten realizar casi todo tipo de intervenciones en el interior de la boca, sin provocar sufrimiento en el paciente. Es más, apostamos por que el mismo se llevará una agradable y positiva sorpresa, teniendo en cuenta las expectativas de quien se enfrenta a este tipo de situaciones. Es habitual al terminar la intervención oírles decir: «si llego a imaginarme que era así, me lo hubiera hecho mucho antes y no hubiera estado tanto tiempo dando vueltas por ahí».