Existen muchos casos en los que la rehabilitación con implantes convencionales para reponer piezas dentarias no se puede llevar a cabo debido a la ausencia del hueso necesario para el alojamiento de los mismos. Hasta ahora, la opción más habitual para solventar estas situaciones había sido la utilización de injertos óseos en sus múltiples variantes. Se trataba de obtener una cantidad de hueso suficiente que soportara las cargas de la masticación sobre esos implantes convencionales. En casos más dramáticos la única alternativa pasaba por la colocación de puentes fijos dentosoportados o, incluso, prótesis removibles (de “quita y pon”).
La colocación de implantes anclados en hueso cigomático (hueso malar o pómulo) o en la zona retrotuberositaria (por detrás de los último molares superiores) en las apófisis pterigoides, ha venido a solventar gran parte de los inconvenientes derivados de la toma de injertos óseos. Es un procedimiento que permite poner una prótesis fija de una sola vez. Es decir, reduce el número de intervenciones a una sola, mientras que el método de utilización de injertos precisa, si todo va bien, al menos dos. Otra ventaja destacable es evitar la morbilidad de la zona donante (lesiones en el lugar del organismo de donde se toma el injerto). Además acorta la duración del tratamiento en al menos seis meses, que es el tiempo que necesitan los injertos óseos para “prender” en el lecho receptor. Todo ello, suponiendo que no exista ninguna pérdida del injerto, lo que obligaría a una nueva intervención, con resultados inciertos en todo caso.
Este tipo de implantes, también están indicados en pacientes que han sufrido la pérdida de hueso por otras causas diferentes a las de la ausencia de dientes como puede ocurrir en secuelas postraumáticas o tras resecciones tumorales; también en déficits congénitos como el paladar hendido con o sin labio leporino.
Es un método bastante reciente desde el punto de vista clínico aunque suficientemente contrastado que poco a poco se va imponiendo como el tratamiento de elección para reponer las piezas dentarias de una manera rápida y efectiva en pacientes con déficit óseo, obviando tanto las consecuencias de la toma de injertos como la espera del tiempo necesario para que estos se integren.
Hemos de enfatizar en que la utilización de injertos continúa teniendo sus indicaciones y que la colocación de implantes cigomáticos y/o pterigoideos es únicamente otra de las diversas alternativas de que disponemos para mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes.